¿Estamos en la era de compartir demasiado?

Nota: Ninguno de los siguientes está dirigido al OP; solo pretende ser material de ejemplo.

Sí. No queremos ver fotos del nuevo grano en tu trasero. No queremos ver las fotos de todo lo que viste en tus vacaciones de verano. No queremos leer sobre su nuevo trabajo, su nuevo corte de pelo, las recetas que cree que se ven “deliciosas”, la nueva broma que acaba de inventar (hyuk, hyuk), el auto casi nuevo que acaba de comprar (y será pagando por los próximos trece años), o cómo su precoz hijo preciado acaba de decir la palabra “bicicleta”. No nos importa especialmente que le guste una foto que encontró en la página de George Takei, o que acaba de enviar veinte dólares a la organización benéfica que elija, o que le duelan los zapatos (“owtchie”).

Además, ni nosotros ni su empleador estamos muy impresionados de que haya compartido todo eso mientras estaba en el reloj de la compañía. No es de extrañar que no ganes mucho dinero, tampoco te pagaría por hacerlo. De hecho, no te contrataría, sabiendo que es probable que actúes de esa manera.