A medida que las inversiones en la industria de transmisión y distribución eléctrica continúan creciendo, hay más oportunidades disponibles para los servicios públicos propiedad de los inversores. Muchos de estos se relacionan con tres necesidades principales de la red eléctrica: resistencia de la red, infraestructura obsoleta e inversión en tecnología.
Uno de los mayores desafíos de la industria es el rápido envejecimiento de la infraestructura. Se estima que el 70 por ciento de las líneas de transmisión de EE. UU. Se instalaron entre 1970 y 1980. Estos sistemas están llegando rápidamente al final de su vida depreciada, que es exactamente el llamado a la acción que los profesionales de la industria necesitan para pensar de manera diferente sobre el futuro de la red. Tenemos una gran oportunidad para modernizarnos gracias a las tendencias emergentes en la industria de transmisión y distribución.
Junto con problemas que incluyen recursos distribuidos, restricciones regulatorias, rediseño de procesos comerciales y planificación de sistemas, nuestra industria debe adoptar tecnologías emergentes para la red eléctrica de distribución. Estos avances van desde fuentes de energía distribuidas y eficiencias energéticas prudentes hasta técnicas emergentes para el almacenamiento de energía.
Entonces, si los dos impulsores de los negocios en general son la tecnología y la política, ¿qué factores están impulsando la inversión en redes?
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Resistencia de rejilla
Desde la seguridad de la red hasta la integración renovable y el aumento de la capacidad energética, la resistencia de la red se trata de la capacidad de resistir o recuperarse rápidamente de eventos climáticos de alto impacto.
La idea de la modernización de la red, o Smart Grid, es una innovación que llegó para quedarse. Estas cuadrículas se unen a la tecnología operativa y de información para crear opciones sostenibles para los clientes y mejorar la seguridad general, la confiabilidad y la eficiencia de los servicios públicos.
Las empresas de servicios públicos y sus reguladores deben centrarse en crear soporte físico para que la red resista condiciones extremas del clima y las cargas pesadas. Si no, perdemos la oportunidad de estar preparados para el largo plazo.
Infraestructura de envejecimiento
Nuestra infraestructura energética se debe actualizar. Después de todo, tiene más de 30 años. Nuestra red actual una vez sirvió una fuente de energía remota a través de largas líneas de transmisión con una red de distribución virtual de una vía. Pero a medida que la industria evolucionó, la introducción de los recursos de energía distribuida (DER) exigió redes mucho más avanzadas que las de principios de la década de 1970.
Al reemplazar estratégicamente la infraestructura antigua con tecnologías actuales y avanzadas, nuestros sistemas eléctricos continuarán operando de manera segura, confiable y eficiente, como lo han hecho durante décadas.
Desarrollo tecnológico
Estas actualizaciones a nuestra red eléctrica no serían posibles sin avances significativos en el desarrollo tecnológico. Desde fuentes de energía distribuidas hasta almacenamiento de energía mejorado, nuestra industria está prestando mucha atención a cómo estas tecnologías funcionan juntas en una red que nunca fue diseñada para soportar estos avances.
A medida que convergen la tecnología de la información y la tecnología operativa, nos enfrentamos a un desafío interesante: encontrar el equilibrio adecuado de tecnologías y sistemas que respondan a nuestra necesidad de una red de energía segura, confiable y asequible.
En algunos casos, los planificadores de transmisión se están moviendo hacia la planificación de la distribución a medida que los dos sectores reconocen la necesidad de trabajar de manera más colaborativa. No estamos seguros de qué tan rápido se extenderán estas tecnologías, pero una cosa es segura: necesitamos estar preparados para ello.