Buenos modales. No la etiqueta, que a menudo se percibe como el uso del tenedor o la cuchara adecuados, sino el respeto básico de otras personas. La idea de que otras personas son tan importantes como uno mismo y tienen los mismos derechos que uno, parece haberse desvanecido.
Por cada deseo que uno tenga o privilegio que uno espera, uno debe estar preparado para ofrecerlo automáticamente a los demás.
¿Quieres estar seguro en el tráfico? Conduce con seguridad. ¿Quieres que la gente espere su turno, mantenga sus manos para sí y juegue limpio? Uno necesita participar.
Por supuesto, esto no se aplica a situaciones peligrosas o de emergencia, ni es prudente dedicar más tiempo del necesario a las personas que no respetan a uno, pero los buenos modales son un comportamiento básico adecuado en la mayoría de las situaciones.