Hay una serie de razones, tanto estéticas como técnicas.
Técnicamente, una imagen en blanco y negro es más fácil de transmitir a una audiencia que puede estar viendo su imagen en condiciones muy malas. Los monitores portátiles, la iluminación ambiental y la vista del espectador afectan la forma en que se percibirá su imagen. Si bien muchas cosas pueden salir mal, al menos no tiene que preocuparse por la temperatura del color. Entonces, desde la perspectiva del fotógrafo, tienes un poco más de control sobre cómo tu audiencia percibirá tu imagen.
Estéticamente, al eliminar el color, las imágenes en blanco y negro son inherentemente una representación abstracta de su sujeto. Esto hace que sea más fácil ver la composición y las formas en su imagen. El ojo del espectador tiene pocos lugares para deambular, por lo que puede ir más rápido al sujeto.
En la fotografía en blanco y negro es más fácil dar forma y usar el tono como parte de su composición. Las áreas de blanco casi puro y negro puro se pueden usar de manera efectiva, donde es más difícil hacerlo en color sin que el tono del color se convierta en una distracción.
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Finalmente, el blanco y negro es más indulgente con la mala iluminación. La iluminación en teatros, calles, arenas no solo es tenue, sino que tiene un color muy extraño e inconsistente. El blanco y negro elimina esa distracción de sus imágenes y le permite contar las historias humanas importantes que ocurren al margen de nuestra experiencia normal.